domingo, 29 de diciembre de 2013

Impropiedad vertical

Amo a mis vecinos. Les perdono de corazón, a pesar de las constantes molestias auditivas que me causan con sus extraños ruidos secos y sus envolventes pisadas de elefante. De hecho, es probable que estén ahí, entre otras cosas, para que yo pueda evolucionar. Ayer empecé a escribir un patético poema con esta frase: “Es Navidad, pero al vecino de arriba, con tal de pisotear, le da igual”. Estuve tentado de seguir desarrollándolo, más por alivio que por ejercicio literario, pero afortunadamente la musa me abandonó y no llegué a emborronar la cuartilla del todo. En el espacio en blanco que quedó libre, me puse a escribir esta nota de agradecimiento a mis vecinos de arriba por su ayuda a la hora de convertirme en una mejor persona gracias a haberme hecho descubrir cómo soy en realidad bajo los efectos del ruido que invade el espacio sagrado de mi hogar como un intruso sibilino. Por lo que he leído últimamente, soy yo quien les doy permiso para molestarme, es mi mente la que les da forma al sentirse violentada y obstinarse en tomarlo como algo personal, mientras que, según ciertas filosofías budistas, el ruido que hacen no debe afectarme, ya que todo está en mi actitud al escucharlo, todo radica en la facultad que posee mi mente para relegarlo a un segundo plano, casi como si fuese un apacible hilo musical, y los enervantes efectos que me provocan ni tan siquiera existen realmente. Por otra parte, nunca antes en mi vida había tenido que utilizar tapones para los oídos, con lo que no había prestado atención a los sonidos internos de mi cuerpo, ni había escuchado música a todas horas para apagar el sonido ambiente. Así pues, agotados los insultos, el trasnochado recurso al golpeteo en el techo con el palo de una escoba y la recurrente maldición siciliana, he decidido bendecirlos. Os amo, queridos vecinos de arriba…

viernes, 27 de diciembre de 2013

Alas de luz dorada

El poema que estáis a punto de leer es un homenaje a mi madre, Rosalía, que se marchó de este mundo físico un día de Año Nuevo, el momento del año en que el Sol está más cerca de la Tierra, hace ya cinco años, para reencontrarse con su esposo, Santiago, a quien echó de menos durante toda su vida. Así, con estas alas doradas, realizada y en plenitud, me imagino a una persona que, además de madre entrañable, fue un alma dotada de inocencia y pureza (precisamente, hoy es el día de los Santos Inocentes), un ser de quien todos tenían siempre algo bonito que decir. ¡Querida Rosalía, brilla en tu eterno descanso! 







Alas de luz dorada
me rozaron hoy el alma.
Alas de luz dorada
iluminaron mi casa.

Y mi corazón por fin sintió infinita paz
y mi corazón por fin bebió de la copa
del néctar divino que tú portabas.

Mágicos destellos,
centelleantes chispas,
la sabiduría se revela
y mi alma canta.

Si quieres recibir esta mágica visita,
que también el Cielo llegue hasta ti.
Cierra tus ojos ahora,
mira en tu corazón,
ahí, en el fondo.
¿Ves cómo resplandece su Luz Dorada?
¡Oh, Ángel, que siempre me acompañas!



A media noche, el día 31, enciende una vela,
recógete en tu interior, espera.
El resplandor de Capricornio
en la quietud... ya se acerca
y sus dones puedes recoger:

Paciencia, perseverancia, concentración,
sentido de la responsabilidad,
fortaleza y estabilidad.
Disponte para, con serenidad,
ir paso a paso escuchando
lo que tu semilla interior
te ha de revelar
para, día a día, realizar.

Alas de luz dorada
en la calidez de la noche,
sé que siempre avanzar podré
porque que a mi lado siempre estás.

Oh, Ángel de la Vida,
Oh, Ángel de la Luz,
Ángel de la Dulzura,
En este viaje de retorno
sé que mi misión bien cumplida está.





Es la hora de mi regreso,
en esta fiesta de Santa María Madre de Dios, y
todo el amor de madre que Dios me inspiró
en vuestro recuerdo con alegría y dulzura
sé que lo mantendréis.

Alas de luz dorada,
frescor en la mañana,
mi espíritu reposa
y mi alma recibe vuestro amor,
queridos hijos e hijas,
bendecíos mutuamente,
seguimos unidos siempre,
y cada 1 de enero, recordad:
El Amor es lo esencial,
manteneos en la paz fraterna,
caminad con alegría por la vida.

Alas de luz dorada,
la plenitud que siento al ver realizada,
mi misión cumplida, el final del camino,
la paz deseada.

Alas de luz dorada
me rozaron hoy el alma.
Alas de luz dorada,
por fin tu mano, Santiago,
Alas de luz dorada,
me transportaron a Casa.




(© Autor: María José Pérez Bailez. Registro obra en Safe Creative).

jueves, 19 de diciembre de 2013

Transformaciones



Mi padre murió con 42 años cuando yo tenía 4 años, era verano y faltaban dos días para las fiestas del Santo Patrón del pueblo, por cierto, también sería la celebración de su santo. Pero no sólo perdí a mi padre, me alejaron de mi madre y de mis cuatro hermanos, además de perderme la llegada de mi hermana pequeña 4 meses más tarde, porque en aquellas circunstancias se decidió que lo mejor era que me fuera a vivir con unos tíos de la capital que no tenían hijos. El alma elige marcos escénicos donde desarrollar su destino y, con los años, he ido aprendiendo que la vida es un don maravilloso por el cual doy gracias, pero ha hecho falta tiempo, mucho tiempo (que como decía mi abuelita Ana “nos lo da Dios de balde”) para alcanzar esta alegría y gratitud de mi corazón y de mi alma. Ahora sí, ahora puedo decir con el Dr. Hew Len (Hooponopono): “La vida es un regalo de la divinidad para arreglar cosas”.

Astrológicamente la conjunción del Sol y de la Luna en Acuario y en quincuncio con Plutón y Urano en Virgo podrían focalizar la atención en busca de pistas para tales eventos. Es una ruptura y separación vivida en la infancia -la Luna- desde la casa taurina de seguridad y nutrición. También Neptuno se unía a esta danza señalando una serie de trabajos a realizar por la mente y el corazón.

Hablo de separación por causa de un fallecimiento, de la muerte, de uno de los procesos de transformación por el que en esta vida podemos experimentar los cambios. Estos hechos me influyeron sin lugar a dudas, en mí quedó un anhelo sobre todo de añoranza por la madre, una mamá a la que podía ver en vacaciones, momento de encuentro con la familia, pero de quien debía despedirme año tras año. Encuentro y despedida. Creo que esta experiencia me hizo sentirme idealmente ligada en profundidad a mi madre y a su pérdida de marido, tanto que durante muchos años de mi vida temía enamorarme y que llegando a la edad de mi madre tuviera que afrontar la pérdida de pareja, como si la sombra de una profecía se proyectara en mi vida creada por mis miedos y carencias. Sí, puedo decir “el problema es un recuerdo que se repite”, y yo luchaba por que estos recuerdos no me condicionaran en mi vida. Así que cuando llegué hacia los 40 años empecé a conocer a mujeres viudas, inevitablemente nuestros caminos se cruzaban y cada encuentro provocaba en mis tripas un retortijón y una angustia. Pero no estamos aquí para sufrir inútilmente, creo sinceramente y me lo repito como decía aquella canción que escuché y canté en aquellos grupos carismáticos cuando tenía veintitantos años que “Cristo tomó mi carga y la arrojó al mar para nunca más recordar”. Escuchar al Dr. Hew Len diciendo lo mismo pero con otras palabras ha sido un gozo para mi ser. Porque gracias a Dios podemos efectuar una transmutación de los recuerdos en los que nos atascamos, él puede borrarlos y así alcanzamos el estado de infinitamente cero, libre.


http://www.amazon.es/%C2%BF-Y-si-somos-estrellas-ebook/dp/B00HCIR9HK

Quiero presentaros este libro de una de mis amigas del alma, Yolanda es una compañera de camino con quien tengo la oportunidad de compartir muchísimas experiencias y vivencias, y que me ha ayudado a liberar mis miedos gracias a su experiencia tan intensa. La conocí en uno de los cursos de formación de sanación para “sanadores” y enseguida mi alma la reconoció. Era viuda (y que esto no constituya ni mucho menos una etiqueta), recientemente viuda en aquel entonces, y procesando su vivencia. Esta novela que os presento con muchísimo cariño no es sólo la narración de unos datos, de unos hechos, la historia que recoge el libro es el proceso de una mujer que experimentó la muerte y la pérdida de su marido y esto la condujo por caminos insospechados en busca de luz, de comprensión, de perdón, de reconciliación, de encuentro, de sabiduría, de amor. Hay mucho más que a través de la lectura del libro podréis descubrir y percibir, tal vez resuene con vuestras propias vivencias.

La vida es continuo cambio dentro de unos ciclos, el día y la noche, las estaciones del año, los ciclos de los planetas, y si algo vinimos a recordar aquí a través de los sentidos es a experimentar y vivir en plenitud el Amor, la esencia de lo que estamos creados cada uno de nosotros.

Hay vidas muy marcadas por los planetas transgeneracionales (Urano, Neptuno y Plutón). Cada uno de nosotros trae una herencia y ciertos temas que están pendientes de resolver. Para concluir anoto estas indicaciones que nos dejó el astrólogo Dane Rudhyar respecto a Plutón (La dimension galactique de l’astrologie): “Para resumir el sentido fundamental de todos los procesos plutonianos: nos fuerzan, a menudo sin piedad, a desvalorizar o a abandonar toda manifestación de la vida de superficie y a sumergirnos en las profundidades de la experiencia humana tan lejos como nos lo permita nuestra condición mental, afectiva y espiritual.”

A todos aquellos que estáis buscando más allá de la vida de superficie os invito a la lectura de este libro.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Al servicio de la humanidad

Si estuviste muy cansado hace poco, si casi tiras la toalla, si casi te apagas… ¡es a ti a quien hoy me dirijo!
Porque no obstante sabes y sentiste la chispa divina que te nutre y que te hace partícipe de una energía de expansión, de las ganas de experimentar, y del deseo de amar formando parte de la red de Vida que somos cada uno.

“El otro día sentía que mi cuerpo estaba muy cansado, tremendamente cansado, como si se estuviera apagando, igual que la llama de una vela que llega a su fin. Algo en mí se apagaba pero mi conciencia permanecía intensamente viva y alerta, era pura energía, fuerza, visión, en contacto con mi sentir y con mi cuerpo. Me preguntaba adónde iba a ir en busca de paz y sosiego, y por qué no encontrar esa paz y sosiego en este cuerpo.  Aquí y ahora una vez más. ¿Por qué no? La expresión del amor y la gratitud a la gran obra divina en la cual estamos sumergidos y que sentimos a través de nuestros sentidos, de nuestro cuerpo, es posible a través de físico. Este cuerpo que puede respirar, que puede oler tantos y diversos aromas del campo, de las flores, de las plantas, de los árboles, el aroma de la montaña, el aroma de la niebla, de la madera. Este cuerpo que puede recibir a través de la retina el impacto de la luz y percibir tantos colores y formas, el de las nubes difuminadas ayer tarde, el amarillo de los árboles en este otoño avanzado. Este cuerpo que puede tocar y a través del tacto experimentar la suavidad de la piel de un perrito, de un gato, la humedad de las plumas mojadas de un pato, que puede sentir en los labios la suavidad de las plumas de un canario o un gorrión. Este cuerpo que puede saborear una exquisita tarta de manzana con crema inglesa caliente y helado. Este cuerpo cuyos pies pueden saltar por la hojarasca que deja en los suelos los fríos y vientos del otoño. Que puede abrazar un árbol y sentir su inmensa fuerza de arraigo en el bosque. Que puede ser bañado por la luz del sol y que recibe la irradiación de los árboles y del cielo azul, de las estrellas en la noche sintiendo el mágico e imperturbable poder de la naturaleza. Este cuerpo que recibe la fuerza del agua que se adapta por donde se desliza suave y silenciosamente o por donde corre. ¿Adónde ir que pueda experimentar algo tan magnífico la conciencia a través del cuerpo? Todas estas sensaciones producen tal gozo en el corazón, ¿adónde ir que el corazón pueda saltar de alegría por la belleza que experimenta el cuerpo? Este corazón alegre capaz de emanar entonces al planeta en agradecimiento y al Universo alegría y amor, agradecimiento al Creador, la Vida, la Fuente, Dios, según cada cual se sienta más cómodo en nombrarle.

Sí, almita, estos momentos de éxtasis recordados en los momentos de transmutación sostienen tu arraigo. Y sostienen el arraigo y estos procesos las manos de los amigos del alma con quienes también compartes el trabajo espiritual en estos momentos de cambios evolutivos que vive la raza humana. Y sostienen el arraigo cada uno de los servidores al servicio de la sanación del alma.

Estamos desprendiéndonos, estamos levantando de nuestros cuerpos físico, emocional y mental esas gruesas capas y cargas de dolor y sufrimiento, memorias de las células que están siendo limpiadas, libres y sin juzgar, libres de prejuicios y de esquemas que impiden que sigamos avanzando, expandiéndonos como seres galácticos. Estamos experimentando que es posible, gracias a la comunicación sincera y abierta, gracias a la expresión del amor incondicional, gracias a la inteligencia creativa, gracias a la voluntad (Urano, Neptuno y Plutón), la creación de una nueva sociedad, un nuevo mundo, una humanidad liberada, predispuesta para permanecer vigilante, vivir eligiendo la autoconciencia voluntariamente, elegir el amor, la generosidad, la bondad, la confianza, más allá de un estado “neutro”, que sería no obstante un primordial primer paso.

Lo más importante es el Amor, este amor que sostiene a la humanidad, este amor con el que fue creada la humanidad, este amor creativo infinito, constante, eterno, el amor que siempre hace que esté a nuestro lado la persona adecuada, aun en medio de nuestras sensaciones de soledad más profundas, no estamos solos. “Pedid y recibiréis. Llamad y se os abrirá. Buscad y hallaréis”. Acompañados, sí, y no sólo porque estamos siempre escuchando, si queremos, la voz de nuestra conciencia, de nuestra alma, de nuestro Yo superior; estamos acompañados, también porque sabemos que estamos interconectados, que somos vasos comunicantes, que nada de lo que ocurre más allá de mí deja de serme indiferente. Y que nuestros corazones saben buscar la senda apropiada para el encuentro.

La Nueva Tierra es ahora y la estamos creando entre tú y yo, entre tú y el resto de conciencias al servicio del Amor. Más que nunca, sintamos la mano que está en nuestra mano, veamos las puertas que se abren, las flores que nos regalan. Hoy vivimos un cambio como nunca, hacia dimensiones insospechadas, la Hermandad sigue su labor silenciosa pero continua. ¿Quién es esta hermandad? Somos tú, yo, todos estos corazones con quienes estamos interconectados a través del servicio amoroso a la Humanidad, a través del servicio amoroso a la Galaxia, a través de la mente y el corazón de Dios que nos une cósmicamente.



Respirar, inspirar luz y amor, expirar gratitud. Inspirar fuerza y vida, expirar gratitud. Inspirar confianza y fe, expirar gratitud. Y según me vacío a través de la expresión de mi gratitud me voy llenando imparablemente y constantemente de Fuerza Cósmica, de energía vital amorosa Divina, la que siempre, siempre, me nutre y me sostiene. A ti, a mí, ¡a todos!”

lunes, 9 de diciembre de 2013

Hamlet también nos acerca al cielo

Las bellas líneas que podemos leer a continuación forman parte de la carta que Hamlet le entrega a Ofelia, a la que se dirige llamándola “el ídolo celestial de mi alma: la sin par Ofelia”, y que Polonio le lee a Gertrudis mientras ambos hablan de la posible locura que aqueja al inmortal personaje. El lenguaje de Shakespeare es tan elocuente que, por parafrasear las últimas palabras del Príncipe de Dinamarca, pronunciadas al término de esta tragedia, “Lo demás es silencio”.

  
Doubt thou the stars are fire;
Doubt that the sun doth move;
Doubt truth to be a liar;
But never doubt I love.

Duda de que las estrellas sean fuego;
Duda de que el sol se mueva;
Duda de la verdad, da crédito a la mentira;
Mas nunca de mi amor dudes.

Hamlet, Acto II, Escena 2


Traducción de Ricardo José Gómez Tovar
http://ricardogomeztovar.blogspot.com.es/

lunes, 2 de diciembre de 2013

Viaje del corazón a la ternura

¿Acaso se puede vivir sin ternura?

¿Acaso la tierra es capaz de darnos flores sin agua?

Oh, corazón, te permito vivir en la ternura,
expresar y recibir ternura.

¡Ven!

Hoy, mi querido corazón, compañero inseparable,
te escucho.
Salgamos del dolor, de la noche, de las sombras.

Mira,
he preparado para ti un lecho
de sedosos pétalos de múltiples colores
fui recogiéndolos en el jardín pacientemente
delicadamente, según caían de las plantas.
Siguen frescos y llenos de vida,
perfumados y con la fuerza del fuego;
vibrantes y con la fuerza de la tierra,
nutridos por mis delicados besos.


Toma corazón, son para ti
báñate en ellos, cúbrete con ellos
tienen la fuerza y el poder de restaurarte de tus heridas y dolores.

Oh, corazón, qué bello estás tan renovado.
¡Ven!

Ahora quiero conducirte hasta el cielo
en alas del pequeño ruiseñor
y pasearte por las nubes
y acercarte hasta el Sol
y mostrarte los planetas
y presentarte otras Galaxias.

Hoy quiero, corazón, que sientas tu gran poder
el poder del amor que está en toda la creación
irradiando luz, magnetismo, vitalidad.

Ahora, compañero, podemos seguir juntos el camino
la vista en el horizonte
los pies anclados como raíces
entre el cielo y la tierra
tu y yo juntos, caminando por la vida.

¡Oh, corazón!
¡Esto es el éxtasis!
¡Juntos los dos en la serenidad!
Palpitas, lates, bailas rítmicamente,
y mi pecho se llena de poder
y mi mente se siente libre
y juntos podemos realizar casi,
¡CASI CUALQUIER MILAGRO!