viernes, 27 de diciembre de 2013

Alas de luz dorada

El poema que estáis a punto de leer es un homenaje a mi madre, Rosalía, que se marchó de este mundo físico un día de Año Nuevo, el momento del año en que el Sol está más cerca de la Tierra, hace ya cinco años, para reencontrarse con su esposo, Santiago, a quien echó de menos durante toda su vida. Así, con estas alas doradas, realizada y en plenitud, me imagino a una persona que, además de madre entrañable, fue un alma dotada de inocencia y pureza (precisamente, hoy es el día de los Santos Inocentes), un ser de quien todos tenían siempre algo bonito que decir. ¡Querida Rosalía, brilla en tu eterno descanso! 







Alas de luz dorada
me rozaron hoy el alma.
Alas de luz dorada
iluminaron mi casa.

Y mi corazón por fin sintió infinita paz
y mi corazón por fin bebió de la copa
del néctar divino que tú portabas.

Mágicos destellos,
centelleantes chispas,
la sabiduría se revela
y mi alma canta.

Si quieres recibir esta mágica visita,
que también el Cielo llegue hasta ti.
Cierra tus ojos ahora,
mira en tu corazón,
ahí, en el fondo.
¿Ves cómo resplandece su Luz Dorada?
¡Oh, Ángel, que siempre me acompañas!



A media noche, el día 31, enciende una vela,
recógete en tu interior, espera.
El resplandor de Capricornio
en la quietud... ya se acerca
y sus dones puedes recoger:

Paciencia, perseverancia, concentración,
sentido de la responsabilidad,
fortaleza y estabilidad.
Disponte para, con serenidad,
ir paso a paso escuchando
lo que tu semilla interior
te ha de revelar
para, día a día, realizar.

Alas de luz dorada
en la calidez de la noche,
sé que siempre avanzar podré
porque que a mi lado siempre estás.

Oh, Ángel de la Vida,
Oh, Ángel de la Luz,
Ángel de la Dulzura,
En este viaje de retorno
sé que mi misión bien cumplida está.





Es la hora de mi regreso,
en esta fiesta de Santa María Madre de Dios, y
todo el amor de madre que Dios me inspiró
en vuestro recuerdo con alegría y dulzura
sé que lo mantendréis.

Alas de luz dorada,
frescor en la mañana,
mi espíritu reposa
y mi alma recibe vuestro amor,
queridos hijos e hijas,
bendecíos mutuamente,
seguimos unidos siempre,
y cada 1 de enero, recordad:
El Amor es lo esencial,
manteneos en la paz fraterna,
caminad con alegría por la vida.

Alas de luz dorada,
la plenitud que siento al ver realizada,
mi misión cumplida, el final del camino,
la paz deseada.

Alas de luz dorada
me rozaron hoy el alma.
Alas de luz dorada,
por fin tu mano, Santiago,
Alas de luz dorada,
me transportaron a Casa.




(© Autor: María José Pérez Bailez. Registro obra en Safe Creative).

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