sábado, 2 de noviembre de 2013

Conversando con mi alma

Alma mía, vengo a visitarte. Soy un corazón en busca de tu sabiduría, de la luz que emanas en tu conexión con la Fuente de Amor Divina en la que bebes aguas de paz y dulzura.
Soy un corazón inquieto en un mar emotivo turbulento, me asaltan las dudas y me siento confuso.
A veces mis decisiones y mis elecciones me hacen sentir culpa y miedo. Culpa porque elijo aquello que a los seres queridos no les conviene, respecto a mi modo de vivir y mis necesidades, respecto a mis valores actuales, a la posición que he decidido tomar para seguir mi camino en armonía conmigo mismo. Soy un corazón que no quiere hacer sufrir a ninguna criatura, pero oh, Alma mía, tampoco puedo permitirme sufrir yo, tampoco puedo vivir en la angustia de negarme a mí mismo para llenar las carencias de otros, para colmar sus expectativas, para estar siempre disponible ante sus respuestas.

Alma mía, ¿cómo aquietar este calor que me encoje? La presión es difícil de soportar y no puedo respirar. Siento culpa respecto a estas decisiones en relación al otro, y en relación a mí mismo, porque a su vez, si cedo, me traiciono.

Necesito luz y sabiduría en medio de esta soledad y de esta duda. Alma  mía, bien sabes que deseo el bien para todas las criaturas, máxime para aquellos con quienes comparto el camino. Ayúdame a salir de este remolino de confusión y tormento.


“Oh, lindo corazón, nada temas. Entra en mi ritmo. Que tu cuerpo ponga su mano derecha sobre el pecho y tu mano izquierda sobre el vientre. Respira suavemente, inspira y escucha el tintineo del cielo que los ángeles crean con campanillas estrelladas, cascabeles de flores y crótalos de haces dorados. Expira suavemente y libera tu congoja, relaja tu cuerpo con cada espiración, suspira y libera. La Madre Tierra sustenta tu cuerpo, siente su energía ascender por los pies hasta ti. Siente también el Cielo, rayos luminosos bañan tu cabeza y llegan hasta ti. Acoge en tu interior estas energías del Cielo y de la Tierra.
Este es tu rincón de sosiego y silencio en el que nos encontramos y llenamos la mente de pensamientos de paz y bien, de perfumes de delicadas flores que envuelven todo tu ser.
Corazoncillo tierno y sensible. No cargues con el peso de todos tus actos como si fueras los cimientos que sustentan el mundo. Cada ser humano, cada corazón, ha de sustentarte en la energía del Amor Divino, ahí está su fuerza. Cada día, y más en los momentos de tormenta, es necesario permitir al corazón estos momentos de sosiego y de encuentro.
Tu intención y tu voluntad están orientadas hacia el bien y te inspiras en la Energía Divina manifestada a través de la belleza, de la naturaleza, del mar, de las rocas, de la brisa, del sol, de la luna, del cosmos.
Mi querido corazón, siente tu propio espacio en el que palpitas y existes, siente la unidad con cada corazón formando vínculos con el Amor Divino que os nutre con su vitalidad. Cada ser amado por ti está recibiendo esta misma energía pura de Amor Eterno, consciente o inconscientemente. Al igual que tú, cada corazón que amas ha de ir al encuentro con su almita, y desde ahí con la Fuente del Amor.
Vosotros, corazones, sois pequeñas criaturas sustentadas por miles de seres de luz que os acompañan, aunque a veces sólo los invocáis cuando estáis desesperados y perdéis el equilibrio, pero ellos siempre están pendientes de ayudaros.
Sabes que vivo en esta dimensión menos densa de Luz pura y de Presencia Divina, corazoncillo, deja que pueda mecerte y acariciarte como si fueras un bebé, descansa un rato aquí cobijado y llénate de coraje, regenérate en este reposo.
Eres un pequeño capullo de flor absorbiendo vitalidad, siente como tus venas se fortifican y refrescan, siente la potente vibración amorosa del Universo en tu materia densa, siente, siente, siente.
Quédate el tiempo que necesites junto a mí y, cuando hayas absorbido toda la sustancia vital que necesitas, siéntete florecer poco a poco, siente como tus pétalos se abren y se estiran poco a poco, siente la luz, el brillo de estos pétalos, sienten como relucen e iluminan tu pensamiento aquietado o aún algo agitado, siente, siente, siente. Corazón, esta flor y sus pétalos como alas de pájaro aligeran tu sensación, eres un corazón libre siempre, tus alas son estos pétalos blancos que irradian ahora luz Divina.
No te olvides, vuelve siempre a este centro creado en tu interior, a este santuario de sanación donde encontrarás guía y renovación.
Corazoncillo, gracias una vez más por tu visita y por el encuentro con tu esencia de Luz y Amor. Siempre te estaré esperando, en el día y en la noche. Tu Alma siempre está aquí, en el día a día, en cada aquí y ahora.”







No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Muchas gracias por participar!